Los Riesgos de las “Moderneces”.-

Señores, no me pongan en la disyuntiva de decidir sobre la muerte de las personas porque ya me cuesta hacerlo sobre la vida. Ustedes legislen responsablemente lo que les parezca pertinente y ocúpense de hacer cumplir dicha ley. Déjense asesorar adecuadamente, investiguen por su cuenta y concluyan, que yo tengo mi opinión y sé exactamente lo que tengo que hacer (en teoría) con respecto a mí misma y a los que quiero. Nos movemos en un terreno espinoso en el que la escala de grises es tremendamente amplia. ¿Hablamos de enfermedad terminal?, ¿de enfermedad psiquiátrica?,  ¿de enfermedad crónica?, ¿de pacientes ancianos válidos?, ¿de discapacidades?, ¿de recién nacidos?, ¿de trasplantados?, ¿del HIV o del coronavirus?, ¿de enfermedades raras?... ¿De qué hablamos?. 
¿Y qué es ser terminal?. ¿Un estadio IV oncológico tras un único tratamiento con un fármaco fallido, tras dos, tras tres, tras diez?...
  - “Mire, Hermenegildo, usted se muere porque esto no va para ‘alante’, ¿me entiende?”.
  - “A ver, doctor. ¿Entonces eso quiere decir que me muero hoy, en un mes, en un año o en cinco?”.
  - “Eso no lo podemos saber hasta que no empecemos a tratarlo”.
  - “¿Y si me trato tendré buena calidad de vida?.
  - “Depende. Hay pacientes que en su caso, ya con una enfermedad metastática al diagnóstico, sobreviven ocho o diez años y entre los diversos tratamientos viajan, cuidan de sus hijos o nietos y van al cine o al teatro. Otros fallecen en un mes”.

Pues sí, cuando yo empecé a estudiar Medicina el paciente con un cáncer avanzado se moría impepinablemente en poco tiempo hiciéramos lo que hiciéramos. Sin embargo, hoy la oncología se ha convertido en una enfermedad crónica.  
Cuando yo empecé a estudiar Medicina los grandes prematuros, si sobrevivían, lo hacían con múltiples taras.
Cuando yo empecé a estudiar Medicina un paciente con ELA no podía comunicarse empleando un ordenador.
Cuando yo empecé a estudiar Medicina el encarnizamiento terapéutico no existía, no había opción.
Cuando yo empecé a estudiar Medicina los diagnósticos antenatales eran poco habituales.
Cuando yo empecé a estudiar Medicina “Un Mundo Feliz” o “la Amenaza de Andrómeda” eran sólo ciencia ficción.

Eduquen ustedes en respeto por la vida y por la muerte, que ya sabré yo si a mi caballo de carreras lo tengo que sacrificar porque no puede correr y si debo hacer lo mismo con mi perro enfermo. Mientras tanto déjenme priorizar la urgencia del diagnóstico de mis pacientes ingresados y optimizar la gestión personal de los recursos de que dispongo porque yo tan sólo soy “interpretadora de fotografías de interiores de personas”, y eso, dentro de nada, lo podrá hacer un ordenador. Muchas gracias.







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