La Perspectiva del Tiempo y el Tiempo de la Perspectiva.-

Aquello que fue ya no es y lo que será no es tampoco, sólo es presente en devenir, y cuando llega deja de ser. 
El concepto del tiempo filosófico ha resultado enormemente atractivo para casi todas las lindas cabecitas pensantes porque cierto es que “nosotros, los hombres, hoy somos, mañana no” y regresamos al futuro para hablar del pasado o al pasado para hablar del futuro, todo en presente de indicativo del verbo vivir.  
Si hago balance de estos últimos ventiún años, coincidiendo hoy con la conmemoración del natalicio de mi princesa, indicaré que la maternidad transforma la estructura básica de los días y sus noches en instantes aislados de libertades puntuales, revistiendo el resto de abrazos permanentes con intención protectora y ánimo respetuoso por el espacio ajeno interrumpido por sensaciones habituales de vulnerabilidad afectiva y expectación. Y es que los hijos lo colocan a uno en una montaña rusa de sentimientos que desajusta e incluso hace perder el control en alguna ocasión, obligando a que la búsqueda del minuto personal autónomo resulte imprescindible. 
Existe una norma en mi superyó cotidiano: Deben vivir su propio espacio y su propio tiempo, no el de sus padres, y eso cuesta sangre, sudor y lágrimas. Es una cesión progresiva de la autonomía personal que se inicia cuando acaba la lactancia y no termina nunca. Y es que los “hijos e hijas de la vida” de Gibran sólo existen en la teoría educacional. Y lo digo yo, que jamás me he interpretado en mi faceta maternal como gallina.
El que decide la aventura familiar procura seguir el hilo mental elaborado de antemano, sin percibir que en realidad el éxito se obtiene cuando el resultado es feliz sin guión establecido. Para llegar a este punto aquellos de cabezas cuadriculadas en origen debemos someternos a persistentes cambios de actitud consciente y orientada que nos ayuden a observar un entorno nuevo repleto de detalles ajenos que, bien encauzados y no sin esfuerzo, acaban por aportar estabilidad y equilibrio.
Y termino deseando suerte al que se inicia en su proyecto infantil, con la convicción de que en algún segundo de cada día encontrará algo hermoso que le haga sonreír, porque la felicidad existe así, en sonrisas esporádicas llenas de vida. 







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